De todos mis “Yo”, de todas mis versiones, me quedo sin dudarlo, con mi versión viajera. Viajando, soy otra. Soy otra persona, sin dejar de ser yo misma.

A mi yo viajero le gusta improvisar. No sabe qué hará mañana, pero es que no le importa. Cada día diferente, cada día mejor. Mi yo viajero no se rinde. No hay problemas, son retos.

Mi versión viajera está siempre dispuesta a conocer gente nueva. Es más sociable. No teme ponerse a prueba. Es tolerante. Con menos prejuicios, y con una mente más abierta.

Mi yo viajero, es más agradecido con la vida, y con el presente. Viajar le ha enseñado a necesitar menos. No quiere cosas, quiere momentos, genera recuerdos. No mira el reloj, solo mira al frente. Es optimista. el sol siempre brilla más donde está, y no en otro lugar.

Mi yo viajero, quiere con más ganas. Quiere con todo lo que se puede querer.

Por todo esto y mucho más, viajo. Viajo todo lo que puedo. Física y mentalmente. Para aprender, para soñar, para ser feliz.

Qué mi yo viajero contagie mi vida, mi carácter, mi todo. Que no exista otra versión de mi misma que ésta.

Ir al contenido